Cuando uno viaja a Estados Unidos, uno de los momentos más “emocionantes” es el azaroso e inquietante paso por los controles de entrada. Aunque uno vaya sólo como turista, con el ESTA o el visado en orden, cuando llega ante la ventanilla del agente de aduanas, tras la correspondiente cola, el cansancio y los nervios, y responde humildemente a las preguntas, se puede encontrar con que el agente le indique, de manera tan cortés como inapelable, que por favor le acompañe a otra estancia… Es el “cuartito”, una sala de interrogatorios donde le hacen toda clase de preguntas, o también puede que no le pregunten nada y sólo tenga que esperar mientras comprueban algo. Nunca se dan explicaciones sobre los motivos, ni a uno se le ocurre pedirlas. Si todo va bien, uno sale en un rato, sin saber por qué ha sido elegido, si ha sido por mero azar, por sorteo, por su cara o su expresión, o porque su nombre se parece al de alguien. Thank you, sir, y si te he visto no me acuerdo, antes de que cambien de opinión. En cambio, si la cosa se complica… bueno, de eso trata esta película.

Dos treintañeros, Diego (Alberto Ammann), urbanista de origen venezolano, y Elena (Bruna Cusí), bailarina contemporánea de Barcelona, viajan a Estados Unidos para instalarse, formar una familia y abrirse camino en la tierra prometida. Han ganado la “lotería” migratoria y llevan los visados en regla, o eso creen. Pero, al llegar a la ventanilla del control de pasaportes del Aeropuerto de Newark, New Jersey, donde tienen que hacer transbordo para Miami y donde esperan ver al hermano de él, durante la escala, las cosas se tuercen… El policía del control (Colin Morgan) les pide por favor que le acompañen al “cuartito”, sin atender sus ingenuas peticiones de explicación. Allí, dos agentes (Laura Gómez y Ben Temple) les someten a un interrogatorio exhaustivo y progresivamente agobiante, juntos y por separado. Empiezan por las preguntas normales: para qué vienen, han hecho ellos sus maletas, alguien les ha entregado algún paquete… Pero la situación se va volviendo (más) incómoda: si eres bailarina, haznos una demostración. Y los agentes van sacando a relucir los secretos de la pareja, incluyendo algunos que el otro no sabía y que pueden cuestionar su propia relación… Juega además el factor de urgencia, por la posible pérdida del vuelo de conexión, aunque eso pronto parece lo de menos… ¿Confías en tu pareja?

Éste es el primer largometraje dirigido por Alejando Rojas y Juan Sebastián Vásquez, venezolanos residentes en Barcelona que han trabajado en cortometrajes, televisión, plataformas (HBO y Netflix), y Vásquez como director de fotografía de cortos y largos. La idea de la película surgió de su propia experiencia, como venezolanos fuera de su país, y las de sus conocidos (Vásquez: «Es una historia universal sobre la gente de Sudamérica y su miedo a cruzar la frontera… Queríamos crear una película que mostrase el poder autoritario que tiene una persona cuando pregunta a otra o a una pareja sus razones para emigrar… Por desgracia fue muy fácil encontrar este tipo de historias. Pasar la aduana, cruzar la frontera, ir a la policía, para muchos es una pesadilla»). Los cineastas señalan que algunas preguntas solamente se formulan según el país de procedencia (Rojas: «Las autoridades interrogan a Diego porque es de Venezuela»). Elena, sin ser consciente de ello, ha vivido una situación privilegiada como española en España y ahora se le derrumba todo. Como espectadores, empezamos estando del lado de Diego y Elena, claro, pero algunos giros nos recuerdan que, en realidad, tampoco les conocemos tanto, así que nuestra mirada puede variar y darle la vuelta al tablero, para entender la desconfianza y pensar que también hay que proteger las fronteras… Se evita convertir a los agentes en caricaturas. Son creíbles en todo momento como profesionales eficaces que “hacen su trabajo” (la actriz Laura Gómez se documentó con su primo, que es agente de inmigración).

La película se rodó en apenas quince días, en Madrid, Barcelona y Euskadi, en orden cronológico, para mantener la tensión creciente. Resulta crucial el trabajo de sus cuatro protagonistas: Alberto Ammann (Celda 211, Lope, Narcos), actor de origen argentino reconvertido aquí en venezolano, la catalana Bruna Cusí (Verano 1993, La vampira de Barcelona), Ben Temple, americano afincado en España (Nadie quiere la noche, El tiempo entre costuras, Rec, Nieva en Benidorm), y Laura Gómez (Orange is the New Black). Según los directores, su inspiración para el concepto visual de la película ha sido Sidney Lumet, nada menos.

Desarrollada casi en tiempo real, en un par de escenarios, sin flashbacks ni rupturas de las unidades de tiempo y acción, con un guión preciso, sin música y con una ajustada duración de 77 minutos (una bendición en estos tiempos de metrajes disparatados), Upon Entry es un thriller apasionante y angustioso, que además toca temas muy relevantes… Sólo le veo un inconveniente: la próxima vez que viajemos a Estados Unidos, mientras esperamos en la cola para pasar por la ventanilla del control de entrada, puede que nos acordemos de ella y nos pongamos un poquito nerviosos.