Pantalla Grande

Plan 75

Fantasmas con memoria



Director: Chie Hayakawa

Guion: Jason Gray, Chie Hayakawa

Fotografía: Hideho Urata/ color

Música: Rémi Boubal

Montaje: Anne Klotz

Productores: Jason Gray

Intérpretes:  Chieko Baishō, Hayato Isomura, Stefanie Arianne, Taka Takao, Yumi Kawai


Idioma (VOSE): Japonés, Tagalo

Duración: 112'

SESIÓN 28.02.24

En el año 2016 un joven de menos de treinta años perpetró una terrible matanza en una residencia para personas con discapacidad. Murieron 19 internos y 26 resultaron heridos de mayor y menor gravedad. El autor confesó que su crimen sólo escondía razones humanitarias, pretendía “salvarlos” y salvar al país: “El mundo no necesita a los que tienen algún tipo de minusvalía o discapacidad. Es mejor matarlos. Lo hice por mi nación”. Era el mayor crimen colectivo desde 1945. En la actualidad Satoshi, que así se llama, aguarda en el corredor de la muerte a que se cumpla la sentencia que contra él se dictó. 

A partir de este incidente, la joven directora Chie Hayakawa se planteó su primer largometraje. El enfoque no era tanto reflejar la falta de suministros, las contingencias económicas a las que está sometido el llamado Estado del Bienestar o una distopia convencional, como ya habríamos visto en innumerables películas. Hayakawa quería centrarse en la insensibilidad de un país y una cultura ante nuestros mayores, personas sustituibles y que generan más costo que beneficio para una visión de la sociedad, entendida como una empresa de la que todos somos engranajes con fecha de caducidad. 

Hayakawa, comprendiendo la dificultad para encontrar financiación, rodó un bosquejo de esta historia en un cortometraje, pero en 2022 conseguiría por fin convencer a sus productores para embarcarse en su primera ópera prima, desarrollando esta historia.

En un Japón no muy lejano de nuestros días, el gobierno de este país lanza un programa denominado: Plan 75, destinado a las personas mayores de 75 años. Los spots publicitarios son sugerentes y persuasivos: “Nosotros no pudimos elegir cuando íbamos a nacer, este programa nos permite escoger el día en que abandonaremos el mundo”. Todo anciano que se acoja a Plan 75 contará con una gratificación de 10.000 yenes para gastarlo en lo que quiera: un pequeño crucero, una gran cena con amigos o familiares o cualquier capricho que nunca se pudo permitir. Cumplidas estas últimas voluntades, los funcionarios del gobierno se pondrán en contacto con la persona adherida al plan y le darán instrucciones para trasladarle al edificio donde se efectuará su tránsito final.

A los más cinéfilos el relato les puede recordar a la extraordinaria película de ciencia ficción: Cuando el destino nos alcance, de Richard Fleischer; pero en ésta nos encontramos ante un thriller de acción distópico y en el que la utilización que se hace de los ancianos guarda más relación con el título original de la cinta, Soylent Green, un alimento milagroso que pretende salvar a la humanidad de la extinción. Plan 75 comparte con la americana sólo algunos aspectos que, para evitar spoilers, me resisto a revelar.

No es casualidad que Chie Hayakawa asumiera este relato a partir del suceso del año 2016 y de que la justificación de aquella masacre solo podría haber tenido lugar en Japón, un lugar donde el individuo y la propia familia sólo justifican su existencia en la medida que facilitan el funcionamiento de la sociedad. No es casualidad que el suicido ritual (seppuku o harakiri) se inventara en este país. La persona entrega su vida con el convencimiento de que es lo mejor para la buena marcha de la tribu. La leyenda de los 47 ronin es el ejemplo más aclamado de esta forma de pensar. Un samurái que vulnera la ley para defender el honor de su señor, adquiere el privilegio mayor que puede obtener un guerrero: el seppuku. Las tristes y atribuladas ancianas de nuestra película asumen su destino como un mal necesario y del que se beneficiará la comunidad.

La película sigue los pasos de tres personajes directamente relacionados con este programa eugenésico del gobierno: La septuagenaria Michi (una interpretación extraordinaria de Chieko Baishô), un joven funcionario (Hayato Isomura) y una trabajadora filipina (Stefanie Arianne) que desempeña sus tareas en el lugar donde acaban acudiendo nuestros peculiares ancianos samuráis. La directora se recrea en los rostros de sus protagonistas y en la resignación ante el hecho de estar cumpliendo con un cometido más importante que ellos mismos. Mimi, al igual que el resto de los inmolados, se pasean los últimos días que les quedan como espíritus de mirada triste que rememoran y comparten con todo el que quiera escucharlos, sus recuerdos más lejanos y sus vivencias más preciosas que – igual que al infortunado Nexus 6- se perderán como lágrimas en la lluvia.

Plan 75 además de una excelente ópera prima es un espejo que nos muestra el modelo de sociedad que estamos creando. Más allá de la realidad japonesa, el miedo y hasta desprecio a la vejez se está convirtiendo en una seña de identidad de nuestros días. Nuestras ropas, nuestros implantes, nuestros tatuajes y nuestros hábitos, con frecuencia son una patética huida hacia atrás. Nos negamos a guardar las dos monedas que entregaremos en su día a Caronte, porque en el fondo queremos olvidar que todos llevamos un viejo dentro.

PROXIMAMENTE
Ciclo Buster Keaton
El comparsa

SESIÓN 07.05.24

PROXIMAMENTE
Ciclo Buster Keaton
The love nest

SESIÓN 07.05.24

PROXIMAMENTE
Pantalla Grande
La maternal

SESIÓN 08.05.24

PROXIMAMENTE
Pantalla Grande
A hundred flowers

SESIÓN 15.05.24

© Cineclub Uned 1994-2024

info/a/cineclubuned.es - 975 224 411