Obra desconocida. Perdida durante mucho tiempo. Su descubrimiento fue casual diecisiete años después de su rodaje. Aparecieron unas latas en un desván, ignoro si de una casa particular o del propio Ayuntamiento de Sotillo. Alguien -no recuerdo tampoco quién en concreto- se encargó de trasladarlas a Soria y pedirnos a José Antonio Silva y a mí que averiguáramos cuál era su contenido. Al revisarlas,  vimos que se trataba de un documental rodado por TVE2 en 16 mm. (entonces televisión trabajaba en formato cine). En una de las latas estaba el material en bruto con un metraje muy largo. En la segunda, la película ya montada con una duración aproximada de media hora, y en la tercera la banda sonora, que iba separada de la imagen. Comprobamos que el tema iba sobre unas danzas y sospechamos que sería sobre las famosas del pueblo ya casi desaparecidas y apenas recordadas. Como comprendimos que se trataba de una joya etnológica y cinematográfica, decidimos que lo mejor sería depositar todo lo hallado en aquel viejo y olvidado desván en la Filmoteca de Castilla y León, con sede en Salamanca,  para su custodia y conservación. Al cabo de un tiempo, Pérez Millán, director de la Filmoteca, envió unas copias en DVD de todo lo entregado con el material restaurado, la banda sonora sincronizada a la imagen y dispuesto para ser exhibido al público.

No se sabe si La 2 de TVE, como ahora se llama, llegó a emitir esta cinta cuando se rodó a mediados de los años setenta. Lo que sí hay que decir es que la película no posee créditos, por lo que cabe entender que no la llegó a concluir ni a programar. Tampoco se conoce por qué el material de ese documental se hallaba aún sin terminar en el pueblo, al no haber sido incorporada la banda sonora a la película ya montada. Misterios que a estas alturas será difícil descifrar. Pero lo cierto es que la película restaurada por la Filmoteca de Castilla y León se exhibió en Sotillo con el salón lleno de espectadores allá por 1992. No sé si también se dio un pase en la ciudad de Soria. Pero ahora es la ocasión de volver a ver tan significativo documental en este ciclo del Cine-Club Uned. 

El folklore, las canciones y las danzas tradicionales sorianas, ignoradas por Machado y por Unamuno, han sido estudiadas y difundidas por Gervasio Manrique, Kurt Schindler, Luis Díaz Viana y José María Martínez Laseca, entre otros investigadores y especialistas. Muy importantes son las conservadas en Sotillo del Rincón, a punto de desaparecer en un momento y felizmente recuperadas en la actualidad, en parte gracias al documental “anónimo” y olvidado encontrado en Sotillo. 

Muchas de estas danzas tienen gran semejanza con otras de los distintos pueblos de la provincia o incluso de otras regiones. Según los expertos, se dividen en varios grupos. “Habla Gervasio Manrique en su artículo de las danzas castellanas (Castilla: sus danzas y canciones, en R.D.T.P., tomo V. Madrid, 1949, págs. 295-308) como con cierto complejo frente a las de otras regiones, mencionando “La Rueda”, “Los Monitos”, “El Triscado”, “Las Palomas Chiclaneras”, “La  Jota”… Describe, además, el baile de “Los Danzantes”, y la misteriosa costumbre del “Zarragón”, personaje vestido de modo grotesco que encarna fuerzas mágicas tradicionales.” (DÍAZ VIANA, Luis y MARTÍNEZ LASECA, José María: De hoy en un… año. Ritos y Tradiciones de Soria, Diputación Provincial de Soria, 1992, págs. 363-54)

Asimismo, otra típica danza la constituye «el cordón», organizada en derredor de un palo sujeto al suelo de cuyo extremo superior penden ocho cordones. Cada danzante toma uno de ellos y al ritmo de la música van tejiendo un cruzado que, luego, repetidos los pasos a la inversa, destejen. Ejemplos de cordones o trenzados los encontramos en Sotillo del Rincón y en Santa Cruz de Yanguas. Veamos una de sus estrofas:

Y entre mis ajos,

y entre mis puerros,

que yo tengo mi nido

de pájaros negros,

ellos se harán grandes,

ellos se harán buenos

y ellos se harán pajaritos volanderos.

Las danzas de paloteo que, según Curt Sachs, poseen un antiguo origen y amplia difusión (SACHS, Curt: Historia de la Danse. Edit. Gallimar, París, 1938) presentan en nuestra Península músicas y textos muy interesantes. En ellas, junto a textos del tiempo de la “francesada” o, incluso, más recientes, son reconocibles  fragmentos de romances muy raros  en la tradición oral de hoy o cancioncillas líricas  que en su estilo y temas  parecen hermanas de las que  se nos ofrecen en los Cancioneros de fines de la Edad Media. 

Sachs distingue dos variedades  fundamentales dentro de las danzas  de paloteo: una , en que cada danzante sólo lleva un palo con el que golpea al de su pareja, y otra, en que cada danzante lleva dos palos que entrechoca, rítmicamente con los de los demás. Esta última, en opinión de este autor, constituiría una modalidad de mayor antigüedad. 

Aquel caballero, madre, 

que de mí se enamoró, 

habiéndole dado el sí

¿cómo le digo que no?

Estos y otros versos son muy semejantes a los que todavía las gentes de Sotillo del Rincón recuerdan como “letra” de su danza y que se han podido recoger en numerosas encuestas. Lo mismo ocurre con algunos fragmentos de la colección de romances sorianos  en los que hay sucesiones numéricas  que hacen pensar en composiciones como “Las doce palabras”, así “tres es tres”; adivinanzas sin aparente sentido y retazos de viejos romancillos  (DIAZ VIANA, Luis: Romancero tradicional soriano, 2 vols. Diputación Provincial de Soria, Soria, 1983, núms. 49 y 52). Incluso cabe suponer  que otras letrillas  de esta clase de danzas fueran conocidas en tiempos de los Reyes Católicos. 

Según algunos informantes de Sotillo, estos poemas servían de guía para el aprendizaje de la danza y, cantados generalmente en voz baja, han llegado en ocasiones, a perder todo sentido. 

En el documental, cuyos temas son presentados por el alcalde de Sotillo en aquellos años, José María Gómez Zardoya, únicamente se recoge la música y la danza, mientras cada componente del grupo describe brevemente su cometido. 

Atendiendo a los detalles, a la esencia de cada baile, al original vestuario y al calzado, de manera minimalista y en su conjunto, el director de la obra ofrece quince de las dieciocho danzas distintas de Sotillo. Ocho danzantes y el zarragón, el chaval invitado que guarda los palos (Fernando, el gaiterillo) y los músicos que tocan la dulzaina y el tamboril interpretan estos antiquísimos bailes de origen incierto, no se sabe si pastoril, guerrero, bucólico… Durante media hora van deslizándose ante nuestros ojos unas danzas de viejas raíces con sabor a la tierra con un solo palo, dos,  en dos calles, en cuatro distintas, ocho… Así, Malo estoy, Es tres, es tres, Santa Marta, Viña corta, El villano, El caballero, Trigo menudito, La viña larga, danza sin título  con dos palos en cuatro calles y ocho danzantes,  Las comadres, La garcelina (uno de los más movidos), El canario, El gallo capón (última danza de paloteo con dos palos), para terminar con El baile, acompañado de castañuelas en doce calles, danza muy distinta a todo lo anterior, y El Cordón, pieza también distinta, en torno a un palo central, que contiene una letra irreverente. 

Danzas de Sotillo del Rincón, un documental imprescindible y de un enorme valor etnográfico.