Pantalla Grande

Eo

Europa a través de unos ojillos azabache



Director: Jerzy Skolimowski

Guion: Jerzy Skolimowski, Eva Piaskowska

Fotografía: Michal Dymek  (Color) 

Música: Pawel Mykietyn

Montaje: Victoria Lammers

Productor ejecutivo: Jeremy Thomas

Productores: Jerzy Skolimowski, Eva Piaskowska, Eileen Tasca

Intérpretes: Sandra Drzymalska, Mateusz Kosciukiewcz, Tomasz Organek, Isabelle Huppert, Lorenzo Zurzolo.


Idioma (VOSE): Polaco

Duración: 86'

SESIÓN 07.02.24

«Es pequeño, peludo, suave, tan blando por fuera que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro». Juan Ramón Jiménez (1881-1958) iniciaba con esta bonita descripción su maravilloso libro Platero y yo (1914) y, salvando las distancias literarias, es imposible no acordarse de ese precioso personaje que parecía que reía «con su trotecillo alegre» al contemplar Eo, la última película del veterano director y guionista polaco Jerzy Skolimowski. Eo también es un lindo burrito que, como Platero, se gana muy pronto el corazón de los espectadores. Es capaz de ver la belleza del mundo incluso en los escenarios más hostiles; capta lo mejor y lo peor de las personas. Es un asno que sueña, que llora y que ama, sobre todo, a la hermosa Cassandra, con quien tiene un número en el Circo Orion. Para el realizador, tener de protagonista a un asno son todo ventajas. «Primero, no hay diálogos y ya sabemos que siempre hay problemas en las películas porque o están mal escritos o están mal interpretados», comenta el director no sin cierto sentido del humor. Aunque, en realidad, subyace en esta economía verbal su convencimiento de que el cine es, ante todo, «el arte de la imagen en movimiento. Por eso la palabra cada vez significa menos para mí. Cada vez la necesito menos», puntualiza. 

En cualquier caso, la parquedad de palabras es suplida por una inspirada partitura de Pawel Mykietyn que supone también un apoyo muy importante en la propia gramática cinematográfica de la película.

Al burrito, que tras su participación en este filme regresó felizmente a la granja en la que vivía, lo dirigió, asegura el cineasta, «con susurros y caricias», algo que ciertamente se percibe en esta singular producción que rezuma un desbordante amor por los animales y en la que es imposible no enternecerse con los variados sentimientos que es capaz de transmitir el simpático equino. 

Eo es un protagonista singular, porque, en realidad, son sus «espejos de azabache» los que se convierten en nuestros ojos en un no menos singular recorrido por una Europa que, tristemente, parece tan enferma como en (terribles) tiempos pasados. En su periplo desde el Circo Orion, al establo, el bar de pueblo, la granja de zorros y el palacio italiano, Eo se erige, salvando las distancias, en una suerte de Stefan Zweig (1881-1942), un narrador que, con tristeza, desazón y profunda melancolía, es testigo de problemas evidentes o latentes como el odio, el fascismo, el racismo, la violencia animal, el consumismo desaforado o la trata de personas. «Quería hacer una película que nos concierne a nosotros. Es imposible no hablar de estos temas porque son temas que nos afectan en nuestra vida diaria», apunta Skolimowski. 

En tono de fábula, el veterano director polaco disecciona los males de la sociedad actual en un filme exquisito en su sencillez y en el que demuestra que, tras más de 60 años de carrera cinematográfica y 85 años de trayectoria vital, sigue en plena forma y a la altura de las actuales nouvelle vague. No ha perdido ni un ápice de la garra visual tan característica de su filmografía. Sigue intacta su audacia formal y estilística. Continúan también, hermanadas con otra de sus grandes pasiones, la pintura, esas intensas notas de color que embellecen cada plano. En este sentido, pese al paso del tiempo, Skolimowski se declara un cineasta plenamente contemporáneo. «Estoy aburrido con una especie de narrativa lineal. Veo películas actuales de nuestro cine y muchas veces sé lo que va a pasar y, lamentablemente, tengo razón: sé prever exactamente todo y me aburre este tipo de cine», declara el director. Precisamente eso, sorprender, desarmar al público es para Skolimowski el objetivo al que debe aspirarse siempre. En el caso de Eo, de hecho, es realmente imposible predecir qué nueva aventura vivirá el burrito en la siguiente escena, cada una de ellas, por cierto, con una sobresaliente composición de los planos y de la puesta en escena. Así, la fascinación, la ternura, el enfado, la nostalgia o la desesperación se van hermanando secuencia a secuencia, casi a través de episodios independientes, en muchos casos, llenos de toque surrealistas. En este sentido, admite el realizador, a pesar de los años no ha perdido el gusto por esos «elementos absurdos de la vida» que, desde sus orígenes han estado presentes en su cine.

Eo no es una película fácil de ver o de asimilar, pero desde luego, supone una experiencia llena de belleza y sensibilidad.

PROXIMAMENTE
Ciclo Buster Keaton
El comparsa

SESIÓN 07.05.24

PROXIMAMENTE
Ciclo Buster Keaton
The love nest

SESIÓN 07.05.24

PROXIMAMENTE
Pantalla Grande
La maternal

SESIÓN 08.05.24

PROXIMAMENTE
Pantalla Grande
A hundred flowers

SESIÓN 15.05.24

© Cineclub Uned 1994-2024

info/a/cineclubuned.es - 975 224 411