Soria de Cine

Lo posible y lo necesario. Marcelino Camacho

ASÍ SE FRAGUA UN REBELDE



Director: Adolfo Dufour

Guion: Adolfo Dufour, Marcelino Camacho Samper, Pablo Mínguez

Documentación: Aurora Maza Alonso

Fotografía: Miguel Ángel López

Música: Pablo Miyar

Sonido: Enrique Saavedra

Productor ejecutivo: Joaquín Recio

Postproducción: Manuel Priede

Cámara: Mariano Izquierdo, Pablo Mínguez

Intervienen: Carlos Olalla, Gloria Vega


Idioma (VOSE): Español

Duración: 120'

SESIÓN 17.12.24

La vida de Marcelino Camacho es la línea argumental de esta película. Una biografía entrelazada con la Guerra Civil, el exilio en Argelia, la vuelta a Madrid, el nacimiento de CCOO, la militancia comunista…. la lucha contra la Dictadura y siempre la lucha por la libertad. Un paseo por la historia del siglo XX.

En la encrucijada vital entre lo posible y lo necesario, Marcelino Camacho (1918-2010) prefirió lo necesario. Lo primero, decía, es lo que nos dejan hacer, lo segundo, lo que se debe realizar. Pero son los que luchan por lo necesario los que cambian el mundo. Él es el primer y mejor ejemplo de ésto. Con la persecución y la sonrisa, la lucha incansable por sus ideales, consiguió convertirse en una figura imprescindible de la historia de nuestro país.

“Podría haber escogido una vida sin sobresaltos, pero entre lo posible y lo necesario, elegí lo necesario”, explica Marcelino Camacho en unos de los primeros fragmentos de la película documental Lo posible y lo necesario, dirigida por Adolfo Dufour, con una larga trayectoria en cine y televisión, y producida por el escritor Joaquín Recio. “De aquí partió mi vida”, exclama el fundador de Comisiones Obreras (CC OO).

Dufuor, director del film, insiste en el carácter de historia colectiva del mismo. “Eran muchos Marcelinos y Josefinas. Es la historia colectiva de las luchas y la historia de los fundadores de CCOO”, destacando el trabajo primordial que las mujeres de la familia, como Vicenta, tienen en este documental, aportando aspectos casi desconocidos hasta hoy.

Dufour, explica que la intención de este trabajo de dos años era lograr “una obra intergeneracional, que llegue al máximo público posible”. Hacer una película entretenida y comprometida, “y era fácil construir una película interesante con esa vida tan aventurera”. La parte comprometida era contar, desde el punto de vista de Marcelino, la lucha por la emancipación de los trabajadores frente a los poderes de los intereses fácticos, en la dictadura como en la democracia.

La implicación de Marcelino Camacho Samper, en este documental es doble, como hijo y como coguionista. Para Marcelino esta obra audiovisual es el fiel reflejo de su padre,na pesar de que no ha sido fácil sintetizar “una vida larga, un pasado por muchas vicisitudes de la última historia contemporánea de nuestro país, que Marcelino vivió en directo y activamente: la República, la guerra, la lucha antifranquista, la represión, la cárcel, la fuga, la dictadura, la transición, el Parlamento, el sindicato”. “Para contarlo se han abordado dos líneas transversales: el compromiso, que es la actitud de Marcelino que opta por lo necesario frente a lo posible, y el discurso humano, su propia vida”, recalcó Camacho, en texto que recoge Agustín Moreno en Cuarto Poder.

El documental es una buena forma de recuperar la memoria histórica. Marcelino Camacho es una figura clave en la Historia de España de la segunda mitad del siglo XX en la reconstrucción del movimiento obrero y en la conquista de las libertades. Técnicamente está muy bien hecho. Con mucho material documental, entrevistas a las personas (familiares, compañeros, vecinos…) que pasaron por su vida, con unos magníficos actores que representan a Marcelino (Carlos Olalla) y a Josefina (Gloria Vega) sin intentar imitarlos, de ahí el acierto.

Tiene tres partes diferenciadas. En la primera, que podríamos denominar la forja de un rebelde, se pueden apreciar diferentes etapas de su vida y de su lucha. No en balde tituló su libro de memorias Confieso que he luchado. Comprende desde su infancia en Soria hasta el regreso a España desde el exilio de Orán. Aparece como un humilde héroe griego en lucha constante contra un dramático destino diseñado por los vencedores de la guerra civil. Marcelino fue un indomable: cuenta con toda naturalidad las veces que se fugó estando prisionero, los campos de concentración, las huelgas de hambre… Hasta el alegato que hizo ante el juez Mateu del TOP cuando le estaban expulsando de la sala: «Dada la actitud de este tribunal, me veo obligado a denunciarlo como un tribunal de excepción al servicio de una dictadura que se hunde». Pero siempre con afán de aprender y de enseñar, siempre con la sonrisa en los labios.

La segunda parte refleja la formación de Comisiones Obreras, la transición y la primera etapa de la democracia. Es el periodo álgido de la lucha, la represión y la cárcel, el proceso 1001… El franquismo tembló ante la determinación de militantes como Marcelino y le convirtió en rehén del régimen. Impresiona cómo Josefina explica la decisión de comprar un pequeño piso; en vez de hacerlo por la zona donde estaba la fábrica Perkins en la que trabajaba, se deciden por el lado opuesto de la ciudad, en el barrio de Carabanchel para estar más cerca de la cárcel, convencidos que se convertiría en su segunda residencia.

Marcelino tuvo un permanente compromiso social y político que realizó desde la base o como Secretario General de CCOO y diputado del PCE. Esta etapa aborda la conversión de CCOO de movimiento sindical a un sindicato de nuevo tipo y el importante papel que juega en la consolidación y desarrollo de las libertades y los derechos laborales y sociales.

La tercera parte, y la más corta, aborda la expulsión de Marcelino de la presidencia de CCOO por discrepar de la estrategia de Antonio Gutiérrez, sin ningún debate en las bases y aprovechando una mayoría circunstancial en un congreso (por 571 votos contra 366 y 58 abstenciones y votos en blanco). Abordarlo en la película era un tema complicado, pero ineludible. Como dice el director Adolfo Dafour: «Lo que no podíamos hacer era eludir aspectos importantes porque si no no sería un documental coherente. Tenía que abordarse todo, y hacerlo con toda la honestidad de la que fuimos capaces». «No se trataba tampoco de ponernos de un lado o de otro. Marcelino tenía su razón y los otros las suyas». (Antonio Montero)

El documental, de realización austera, está armado sobre sobre guion del propio director, Adolfo Dufour, de Pablo Mínguez y del hijo de Marcelino. Cuenta la vida de Marcelino, desde su infancia y juventud en Soria, como hijo de un obrero ferroviario que destaca en la escuela pero que se ve obligado a dejar los estudios, hasta el siglo XXI, luchando aún por los derechos de los trabajadores. El documental de Dufour recorre el viaje vital y político de Marcelino. Se detiene, en gran parte de su metraje, como es lógico, en las décadas de los 60 y 70, cuando Marcelino se fragua y convierte en el gran dirigente sindical español. Fue un joven indómito, luego un dirigente obrero al que toda la represión de la dictadura no pudo doblar, y finalmente un “viejo militante de las causas justas -como él mismo se definía- al que no pudieron domesticar, y quizás esto sea lo que más sigue molestando a algunos.” (Eduardo Corrales en Nuevo Rumbo)

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