Pantalla Grande

Red Rocket

Lucas Trapaza en Galveston



Director: Sean Baker

Productora:  A24, Filmnation Entertainment, Cre Film. Distribuidora: A24

Productores: Sean Baker, Alex Coco, Samantha Quan, Alex Saks, Shih-Ching Tsou

Guion:  Sean Baker, Chris Bergoch

Fotografía: Drew Daniels

Montaje: Sean Baker

Intérpretes:     Simon Rex, Bree Elrod, Brenda Deiss, Suzanna Son, Vickie Pearce, Ethan Darbone, Judy Hill, Shih-Ching Tsou, David Maxwell, Brittney Rodriguez, Karren Karagulian, Bashir Abboud, Kevin Cavanaugh


Idioma (VOSE): Inglés

Duración: 130'

SESIÓN 08.02.23

Sean Baker vuelve al ataque. El mejor exponente del cine social que se hace en Estados Unidos en la actualidad nos regala de nuevo una “pequeña” historia llena de perdedores, white trash y demás fauna humana, nacida de una mala digestión del sueño americano. Con Red Rocket sigue manteniéndose firme en su particular forma de narrar. El despliegue de color y la luz vuelven a convertirse en una singular manera de retratar la vida de unos personajes a los que, paradójicamente, el destino les ha obligado a transitar por el lado gris y lluvioso de una existencia, muy alejada de sus perdidos sueños de juventud. Pero Baker no sería él si no dignificase a sus criaturas con algo de humor y de humanidad. La mayoría de ellos han aceptado su mugriento destino, y los que intentan cambiarlo se convierten en pobres pícaros condenados a volver a la casilla de salida una y otra vez, mientras en el patio de butacas sonreímos divertidos ante sus percances. Baker, al menos, confía en que un alto porcentaje de espectadores al salir del cine se pregunte: ¿Por qué diablos me he reído?

Como recordarán, un año antes de la pandemia (¡Es increíble! Tengo la impresión de que, a partir de ahora y por culpa de la Covid19, buena parte del mundo que conocemos ha terminado por alterar el calendario gregoriano, sustituyendo ac y dc, por ap y dp. Pero bueno, me estoy dispersando y tengo que hablar de cine…) se proyectó en nuestras salas su película más popular: The Forida Projec, en la que volvía a trabajar en analógico, dejando atrás su prometedora experiencia al utilizar un IPhone para rodar Tangerine dos años antes. Tanto una como otra le consolidaron como uno de los mejores directores independientes de su país, heredando del neorrealismo la tendencia a introducir actores no profesionales entre el elenco, para dotar de autenticidad a sus historias. El tratamiento del color, intensificando el cromatismo, es lo que les diferencia de los directores de cine social al uso. Utilizar un recurso visual aparentemente contradictorio con lo que argumentalmente se nos está contando puede parecer paradójico, pero sorprendentemente efectivo. No es la primera vez que lo vemos en el cine; sin ir más lejos, Kubrick lleno de luz el siniestro hotel Overlook para rodar la terrorífica El resplandor. Algo parecido ha vuelto a hacer Baker con el soleado condado de Galveston en Texas en esta ocasión. Pero vayamos a nuestra historia.

Mikey vuelve a su pequeño pueblo de Texas de donde salió hace tiempo para convertirse en una popular estrella del cine porno en su época. En esta pequeña población ya nadie se acuerda de él, y los que le recuerdan no muestran ningún interés por su vuelta. Tampoco su mujer, que partió con él para trabajar en el mismo gremio y que, al final, terminó por volver a su casa materna para tratar de rehabilitarse de sus problemas con la droga. A pesar de todo, Mikey acude a ella y a su madre para que le acojan en su domicilio, con la promesa de que buscará un trabajo para mantenerlas a las dos. 

Es cierto que Mikey no es un hombre virtuoso, pero quiere cumplir con esta promesa y recorre todos los lugares y oficinas de empleo donde le puedan contratar. Pero cuando tu único currículum laboral es haber sido actor de cine para adultos, la cosa se complica mucho. Esto es un contratiempo para nuestro hombre, pero no le importa; siempre puede trapichear vendiendo marihuana entre los lugareños y los trabajadores de las empresas petrolíferas de la zona. Además, Mikey en el fondo desea volver a ese mundo que dejó en Los Ángeles, convirtiéndose en productor o representante de actores o actrices especialmente dotados para esta labor, y que no les importe mucho llevar el método Stanislavski hasta sus últimas consecuencias. Los años de actor para Mikey han pasado, no soportaría largas horas de grabación manteniendo de forma continua la “tensión” interpretativa. De hecho, en su vida habitual necesita valerse de las propiedades que le aportan unas maravillosas pastillitas azules. 

Mikey tendrá ocasión de dar muestras de su calidad humana y su instinto de supervivencia en una ciudad que le desprecia y a la que él desprecia, aunque trate de sacar el mayor beneficio posible de ella. Nuestro héroe nos recuerda a los protagonistas de las novelas picarescas patrias. No tiene honor ni ética, pero consigue que el espectador se encariñe con él. Es el oscuro encanto de todo pícaro. Fernando Fernán Gómez supo resumir toda la mejor narrativa de este género en su excelente serie para la televisión, realizada hace más de cuarenta años, con el genérico título: El Pícaro.  Da igual que se llame Mikey Saber o Lucas Trapaza. Los dos son supervivientes en un mundo hostil.

Hay, además, otra historia adherida al rodaje de esta película. Su protagonista, Simon Rex, que hasta entonces sólo había participado en comedietas cutres, de la saga Scary Movie o similares, tuvo una breve presencia como actor en alguna película porno. Este dato no influyó lo más mínimo a la hora de ser elegido por Sean Baker. Al contrario, esta involuntaria publicidad no agradó ni al director ni al protagonista porque entendían que desviaba la atención sobre el film. En cualquier caso, su interpretación en Red Rocket le valió el elogio y los premios de la crítica como tendrán ocasión de apreciar cuando la vean. 

Red Rocket ha sido una agradable sorpresa el pasado año con la que no contaba ni el propio director. Baker estaba embarcado en un rodaje mucho más caro y ambicioso en Nueva York, pero la pandemia le obligó a renunciar a ello. A cambio, de forma precipitada, parieron esta historia el director y su guionista habitual, Chris Bergoch. El resultado es una película cuatro veces más barata que The Florida Project (que ya era barata) y de gran éxito en taquilla, para lo que está acostumbrado a recaudar este tipo de cine independiente. Y por si hiciese falta añadir una guinda a este pastel, los acontecimientos transcurren durante las segundas elecciones presidenciales de Donald Trump, y es inevitable encontrar paralelismos entre la moral de Donald y Mikey.

Un último aviso. Esta es una película para adultos, en sentido literal. Algunas conversaciones o escenas pueden ser ligeramente subidas de tono o incomodar a almas frágiles. Tranquilos, no es una película X, a pesar de que se hable mucho de ellas y se discuta de temas tan polémicos, como quién merece, en los festivales de este género, el premio a la mejor secuencia de sexo oral, la persona que lo aplica o el que lo disfruta. Se debate este asuntos en distintos momentos por los personajes,  y  seguro que les permitirá a ustedes, acabada la película, opinar de ello con amigos y familiares.

© Cineclub Uned 1994-2023

info/a/cineclubuned.es - 975 224 411