Ciclo Jacques Demy

No te puedes fiar ni de la cigüeña

NADA GRAVE



Director: Jacques Demy 

Guión: Jacques Demy

Fotografía: Andréas Winding

Música: Michel Legrand

Canciones interpretadas por: Mireille Mathieu

Montaje: Anne-Marie Cotret

Diseño de Producción: Bernard Evein

Vestuario: Gitt Magrini

Productor: Raymond Danon

Directores de Producción: Henri Baum y Ralph Baum

Intérpretes: Catherine Deneuve, Marcello Mastroianni, Micheline Presle, Marisa Pavan, Claude Melki, Mireille Mathieu, André Falcon, Maurice Biraud, Alice Sapritch, Raymond Gérôme, Madeleine Barbulée, Micheline Dax, Benjamin Legrand, Jacques Legras, Tonie Marshall, Marie-France Mignal, Michèle Moretti, Dominique Varda, François Wimille, Andrée Tainsy, Elizabeth Teissier


Idioma (VOSE): Francés

Duración: 89'

SESIÓN 25.02.25

En los títulos de crédito, unas imágenes de astronautas en la Luna sobre un fondo estrellado, con el tema principal cantado por Mireille Mathieu, nos llevan a una típica abertura en iris de Demy, sobre un R-5 de autoescuela. Marco Mazetti (Marcello Mastroianni) es un italiano afincado en París, un profesor de autoescuela que lucha con la incompetencia de su alumna, la señorita Janvier (Madeleine Barbulée). Marco vive con Irène de Fontenoy (Catherine Deneuve), dueña de un salón de peluquería, con quien tiene un hijo de ocho años, Lucas (Benjamin Legrand). Aún no se han casado, porque Marco acaba de conseguir el divorcio de su anterior esposa (Marisa Pavan). Un día, Marco empieza a sentirse mal, tiene dolores de cabeza, mareos, debilidad y antojos. Acude a la Dra. Delavigne (Micheline Presle), que llega a una conclusión asombrosa, confirmada por el ilustre ginecólogo Gérard Chaumont de Latour (Raymond Gérôme): ¡Marco está embarazado!

Sobre esta premisa chocante, lo más destacable de la película es que elude la chabacanería y el chiste fácil, para centrarse en la relación entre Marco e Irène y su hijo Lucas (Benjamin Legrand), abriendo el círculo a los amigos y clientes de Marco (Claude Melki, André Falcon, Alice Sapritch), y a las amigas y clientas de Irène (Micheline Dax, Andrée Tainsy), que parecen aceptar la situación con normalidad. Ellos hacen algún chistecillo, pero de buen rollo. Todo esto funciona por los estupendos diálogos y las buenas interpretaciones de todo el reparto. Sus comentarios, a la manera de “coro griego”, dan el paso desde la anécdota individual a la dimensión social y política. En una de las mejores escenas del film, las mujeres de la peluquería señalan que, si los hombres se quedaran embarazados, la píldora estaría en todas partes, el aborto sería libre y no habría cárcel. Por fin se alcanzaría la igualdad entre hombres y mujeres. Cuando el caso sale a la luz pública, la Asamblea Nacional presenta un plan para multiplicar las guarderías (lo que no se había hecho cuando la maternidad era solo un asunto de mujeres). Los médicos ven este “hombre nuevo” como una oportunidad de medrar y hacer carrera, convirtiendo a Marco en fenómeno de feria científica. No hay ninguna “explicación”. Se menciona la teoría del “pollo hormonado” (Irène comenta que comen demasiado pollo), la adulteración de los alimentos, las medicinas o la contaminación, pero nada es concluyente (tampoco querrían que les demandaran los criadores de pollos). La sátira se amplía a los medios de comunicación, la televisión y la publicidad, que explotan el “acontecimiento”.  En un bonito detalle pionero de reconocimiento de las personas trans, un joven que visita a Marco, Rodolphe (François Wimille) le pregunta si con el embarazo se siente más “femenino”, cosa que Marco niega, y Rodolphe menciona su “fantasía” de ser mujer.

Pero, al mismo tiempo, la película no quiere o no puede superar ciertos límites del statu quo. No se cuestiona en ningún momento la masculinidad de Marco, los doctores certifican que está “constituido normalmente” (sic), que no es homosexual (los homosexuales no pueden tener hijos, sentencian, sólo un hombre y una mujer pueden), y hablan de “transferencia” en lugar de “inversión”. Sí da la vuelta a lo convencional en la escena de la “declaración” de Marco a Irène («no me puedes abandonar, ahora que me has dejado embarazado»). Pero, en otros ámbitos, se mantienen clichés misóginos como la mujer madura torpe para conducir. Y el final, como comentamos en otra página, arruina la propia premisa del film. En fin, en muchos aspectos, es una película adelantada a su tiempo y, vista ahora, mejor de lo que yo recordaba. Pero, en otros, no deja de ser prisionera de ese tiempo…

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