Ciclo Jacques Demy

Estudio de modelos

NUNCA ME HE RENDIDO



Director: Jacques Demy 

Guión: Jacques Demy y Adrien Joyce

Fotografía: Michel Hugo

Música y Canciones: Spirit (Ed Cassidy, Jay Ferguson, John Locke, Mark Andes y Randy California)

Música Clásica: Johann Sebastian Bach, Nikolai Rimsky-Korsakov, Robert Schumann

Director Musical: Marty Paich

Montaje: Walter Thompson

Diseño de Producción: Kenneth A. Reid

Vestuario: Gene Ashman

Productor: Jacques Demy

Intérpretes: Anouk Aimée, Gary Lockwood, Alexandra Hay, Carol Cole, Tom Holland, Neil Elliot, Severn Darden, Jacqueline Mille, Duke Hobbie, Anne Randall, Craig Littler, Hilarie Thompston, Jon Lawson, Jeanne Sorel, Jon Hill, Mark Andes, Randy California, Ed Cassidy, Jay Ferguson, John Locke, Fred Willard


Idioma (VOSE): Inglés

Duración: 97'

SESIÓN 11.02.25

La acción ocurre en Los Angeles, en veinticuatro horas. Una apertura en iris, característica de Demy, nos muestra la playa de Venice Beach, con pozos petrolíferos bombeando junto al mar y casi pegados a las casas. Durante los títulos de crédito, un largo trávelin marcha atrás recorre la carretera entre esas modestas casas de Marina Del Rey (es similar al trávelin de apertura de La Bahía de los Ángeles, pero sin el glamur de Niza). El protagonista, George Matthews (Gary Lockwood) tiene 26 años y es arquitecto, pero no trabaja. Ha dejado el estudio de un tal Hastings, porque no quiere trabajar para otro; tampoco quiere dedicar diez años a curros menores, para labrarse una reputación, ni diseñar cosas prosaicas como gasolineras o tuberías… Sueña con crear y construir, pero no hace nada, salvo deambular en su descapotable, fumar y dar sablazos a los amigos, mientras teme recibir la carta de reclutamiento. Vive con (y de) Gloria (Alexandra Hay), pero no ha querido casarse, ni mucho menos tener hijos. No se siente preparado. Ella es aspirante a actriz (sólo consigue una prueba para hacer un anuncio de jabón, que George desprecia) y siente que su relación no va a ninguna parte… 

Hoy, George tiene que conseguir 100 dólares para que no le embarguen el descapotable MG vintage de capricho, que se ha comprado sin tener trabajo ni dinero (una motivación con la que nos cuesta empatizar). No se los puede pedir a Gloria, a la que ya explota bastante, ni a su amigo Rob (Carl Littler), a quien ya debe 50… En el parking donde trabaja Rob, George se cruza con una mujer elegante y misteriosa, Lola (Anouk Aimée), vestida de blanco y que conduce un Mercury descapotable blanco. Fascinado y “enamorado” a primera vista (!), la sigue con su coche hasta una mansión en las colinas (el amor a primera vista y seguir a una desconocida puede resultar romántico en el mundo de Las señoritas de Rochefort, pero en un contexto que se supone más realista, parece cosa de maníacos o chiflados). Luego, después de varias idas y venidas, y de que otros amigos le “presten” los 100 pavos, George vuelve a encontrar a Lola y descubre que trabaja en un “estudio de modelos”. El “estudio” es un establecimiento que “alquila” bellas modelos para que los clientes les hagan fotos más o menos eróticas. La estética es de burdel, pero no hay contacto sexual ni desnudos integrales (aun así, parece más sórdido que el cabaret Eldorado de Nantes). George considera que ese trabajo es “degradante”, pero ella replica que es la única manera que tiene de conseguir dinero para volver a Francia para reunirse con su hijo y que él, que no hace nada, no corre el riesgo de “degradarse” por el trabajo.

Lola es un personaje secundario en la película: aparece apenas cinco minutos en toda la primera hora y sólo está presente en el último tercio, cuando el film despega. La Lola/Cecile de esta película ha perdido la chispa y la alegría de Nantes, se ha vuelto seria, taciturna y cínica («Estoy vacía, no me queda fuerza, no quiero amar a nadie nunca más»). En su álbum de fotos, vemos a la Lola optimista del Eldorado, además de imágenes de Frankie (muerto en Vietnam) y Roland Cassard. Su marido Michel perdió todo su dinero en Las Vegas, junto a la jugadora Jackie Demaistre (de La Bahía de los Ángeles), y luego la abandonó (el mismo destino sufrido por Madame Desnoyers, su alter ego mayor en Lola). En fin, la conversación entre George y Lola, junto a las imágenes de los recorridos por las calles de Los Angeles, se mantienen como los aspectos más interesantes de esta película menor… Al final, aunque pierda su chica y su coche, su (discutible) “amor” por la ausente Lola hará que George esté dispuesto a empezar de nuevo: «Suena estúpido, lo sé, pero una persona siempre puede intentarlo».

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